Por: @carlossibulo
Hace un par de semanas fui invitado a un acto académico en una reconocida universidad nacional. Como de costumbre el acto inició a la hora acordada. Los graduando y sus familiares radiaban la mayor felicidad posible, pues la ocasión lo ameritaba. El orador, un joven no mayor de 25 años presentaba el orden del día. Después de recibir a las autoridades, se invitó a ponerse de pie para entonar las gloriosas letras del himno nacional. Vaya sorpresa me esperaba, el orador dijo: “Himno Nacional de la República Bolivariana de Venezuela interpretado por el Comandante Supremo y Eterno de la Revolución Bolivariana, Hugo Rafael Chávez Frías”.
Mi cara de asombro fue tan evidente como el disgusto que reflejaron varios de los asistentes. Los rostros de las personas que alcancé observar gritaban desagrado, ironía y sobre todo desprecio, quizás por las palabras de ese inocente joven que leía. Desde niño me enseñaron que debía mostrar respeto y reverencia por la composición del médico Vicente Salías y la música de Juan José Landaeta. Vengo de familia modesta y de grandes valores, mi abuelo al escuchar el «Gloria al Bravo Pueblo» dejaba lo que estuviese haciendo y se paraba de forma firme como lo hacen los militares, se llevaba la mano derecha al pecho y empezaba a cantarlo con mucho orgullo. La familia lo tenía que hacer y el resto se sentía en la obligación de hacerlo también.
Para muchos autores los presidentes más nacionalistas que ha tenido Venezuela son: José Antonio Páez, Antonio Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez y el que fue candidato a la presidencia, Renny Ottolina en el año 1978 con el partido Movimiento de Integridad Nacional (MIN).
Los símbolos nacionales son elementos físicos, y los no físicos van ligados a la espiritualidad de una tierra. Estos representan una serie de características que identifican a una nación, tienen su razón de ser y, en su mayoría, no presentan cambios por ser analogías a su historia, cultura y personajes, sino que se mantienen en el transcurso de los años con la misma temática y pueden variar únicamente en el diseño moderno o conservador. Cabe destacar que no estoy hablando de la identidad nacional, eso es otro tema que muchos desconocen.
Yo amo mi bandera, respeto el himno y lo canto con orgullo. Además me identifico con el escudo de mi país. La pregunta es: ¿tú te sientes igualmente identificado?
Los ciudadanos que tratamos de sobrevivir en esta nefasta revolución vemos con asombro cómo últimamente asocian nuestros símbolos al gobierno actual. Muchos lamentablemente escuchan el himno nacional en voz de un ser que promovió el modelo del nuevo hombre latinoamericano, como diría Eduardo Galiano, pero su legado se convirtió en un caos de fin de mundo. Sus hijo espirituales ven la muerte como símbolo de inmortalidad porque se siembra y no se sepulta, pues yo les digo: la siembra de ese hombre está dando infernales, podridos y corruptos hombres y mujeres. Esos frutos se esconden en el legado del llamado Comandante Supremo y Eterno.
El libro de Lucas en el capítulo 8: 13-15 dice: «La semilla que cayó entre las piedras representa a los que oyen el mensaje y lo reciben con gusto, pero no tienen suficiente raíz; creen por algún tiempo, pero a la hora de la prueba fallan… La semilla que cayó entre espinos representa a los que escuchan, pero poco a poco se dejan ahogar por las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, de modo que no llegan a dar fruto… Pero la semilla que cayó en buena tierra, son las personas con corazón bueno y dispuestos, escuchan y hacen caso del mensaje y, permaneciendo firmes, dan una buena cosecha».
También se puso de moda poner la bandera al revés como señal de protesta. ¿Por qué no se reclama cuando hay instituciones públicas y privadas que tienen un trapo sucio, desteñido por el sol y la lluvia como bandera? ¿Acaso ese tricolor ondea en el aire de un país que al parecer pierde la esperanza con cada suspiro? Vergüenza debería darles cuando hablan de unidad nacional, mientras dañan a sus hermanos y pisan la bandera de este país hermoso que se llama Venezuela.